Inés Huaylas fue hermana de Atahualpa y esposa de Francisco Pizarro y es casi un personaje de leyenda. He aquí, pues, su interesante historia.
Cuando Atahualpa fue apresado en Cajamarca, recibió un día la visita de una de sus hermanas. Era la bella ñusta, hija de Huayna Capac y de una hija del Cacique del Imperio Huaylas. Para ganarse la misericordia de Pizarro (cosa que al final no consiguió), Atahualpa la manda donde este último y prácticamente se la regala. Cautivado por la belleza de la ñusta, Pizarro la toma como esposa de acuerdo con el ritual incaico. Fue entonces que la bautizan con el nombre de Inés en recuerdo de una hermana y una tía del conquistador. Huaylas fue por el lugar de su nacimiento.
Dicen los cronistas de la época que Inés era alegre, coqueta y bulliciosa. Pizarro la llamaba mi Pizpita (que viene de pispireta y coqueta). Parece ser que en España hay un pájaro que se llama así. Inés acompañó luego a Pizarro al Cuzco y a Jauja, donde se quedó mientras él se dirigía hacia la costa en busca de un lugar ideal para fundar la capital.
En 1534 nace su primogénita, Francisca Pizarro y Yupanqui. A finales del 35 nace su segundo hijo, Gonzalo, heredero más tarde de la Gobernación de Nueva Castilla y del linaje de los Capacunas del Cuzco. Cuando Manco Inca, hermano de Inés Huaylas, se subleva en el Cuzco, ella fue acusada de proporcionar información a los indios y de haber querido huir con cofres llenos de oro y plata. A raíz de esto, surgieron desavenencias entre ella y Pizarro, lo que les llevó a una separación.
En 1538, Inés se casa nuevamente con Francisco Ampuero, uno de los que había apresado a su hermano Atahualpa. Se casaron por civil y religioso, cosa no muy usada por los españoles en esos tiempos, lo que hace pensar y decir que fue un castigo de Pizarro, quien habría sorprendido a Inés y Ampuero como amantes.
Cuando muere Pizarro en 1541, en el testamento que dejó, no menciona a Inés para nada, ni como su ex-esposa, ni como madre de sus hijos. En 1544 muere Gonzalo y en 1551, su hija Francisca viaja a España, a pedido del Rey, enviada por su padrastro Ampuero. Con éste, Inés tuvo tres hijos: Martín Alonso, Francisco e Isabel. Más tarde, Ampuero llegó a ser Alcalde Mayor de Lima y al morir dejó todos sus bienes a su esposa legítima, Doña Inés Huaylas, la bella ñusta de la que nunca se separó.
Cuentan los cronistas de la época que se veía a Inés, aún simpática y garbosa, acudir a las misas de la Catedral. La gente la llamaba de diferentes maneras, tales como: Inés Yupanqui, María Quispicuri, Inés Huaylas, Ñusta o simplemente Doña Inés.
Nunca se supo a ciencia cierta dónde ni a qué edad murió esta bella y cautivante ñusta que conquistó el corazón de dos aguerridos y gallardos conquistadores.
Cuando Atahualpa fue apresado en Cajamarca, recibió un día la visita de una de sus hermanas. Era la bella ñusta, hija de Huayna Capac y de una hija del Cacique del Imperio Huaylas. Para ganarse la misericordia de Pizarro (cosa que al final no consiguió), Atahualpa la manda donde este último y prácticamente se la regala. Cautivado por la belleza de la ñusta, Pizarro la toma como esposa de acuerdo con el ritual incaico. Fue entonces que la bautizan con el nombre de Inés en recuerdo de una hermana y una tía del conquistador. Huaylas fue por el lugar de su nacimiento.
Dicen los cronistas de la época que Inés era alegre, coqueta y bulliciosa. Pizarro la llamaba mi Pizpita (que viene de pispireta y coqueta). Parece ser que en España hay un pájaro que se llama así. Inés acompañó luego a Pizarro al Cuzco y a Jauja, donde se quedó mientras él se dirigía hacia la costa en busca de un lugar ideal para fundar la capital.
En 1534 nace su primogénita, Francisca Pizarro y Yupanqui. A finales del 35 nace su segundo hijo, Gonzalo, heredero más tarde de la Gobernación de Nueva Castilla y del linaje de los Capacunas del Cuzco. Cuando Manco Inca, hermano de Inés Huaylas, se subleva en el Cuzco, ella fue acusada de proporcionar información a los indios y de haber querido huir con cofres llenos de oro y plata. A raíz de esto, surgieron desavenencias entre ella y Pizarro, lo que les llevó a una separación.
En 1538, Inés se casa nuevamente con Francisco Ampuero, uno de los que había apresado a su hermano Atahualpa. Se casaron por civil y religioso, cosa no muy usada por los españoles en esos tiempos, lo que hace pensar y decir que fue un castigo de Pizarro, quien habría sorprendido a Inés y Ampuero como amantes.
Cuando muere Pizarro en 1541, en el testamento que dejó, no menciona a Inés para nada, ni como su ex-esposa, ni como madre de sus hijos. En 1544 muere Gonzalo y en 1551, su hija Francisca viaja a España, a pedido del Rey, enviada por su padrastro Ampuero. Con éste, Inés tuvo tres hijos: Martín Alonso, Francisco e Isabel. Más tarde, Ampuero llegó a ser Alcalde Mayor de Lima y al morir dejó todos sus bienes a su esposa legítima, Doña Inés Huaylas, la bella ñusta de la que nunca se separó.
Cuentan los cronistas de la época que se veía a Inés, aún simpática y garbosa, acudir a las misas de la Catedral. La gente la llamaba de diferentes maneras, tales como: Inés Yupanqui, María Quispicuri, Inés Huaylas, Ñusta o simplemente Doña Inés.
Nunca se supo a ciencia cierta dónde ni a qué edad murió esta bella y cautivante ñusta que conquistó el corazón de dos aguerridos y gallardos conquistadores.
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